En un ensayo de seis páginas el profesor, Miguel Ángel Beltrán, salió en defensa de Mateo Gutiérrez, el joven al que las autoridades señalan de poner varios petardos en Bogotá.

En el texto que lleva por título "La injusta judicialización de Mateo: continuidad de la pedagogía para la guerra", el profesor Beltrán expone en cinco puntos los motivos que lo llevan a creer que la acusación contra el estudiante de quinto semestre de sociología de la Universidad Nacional se trata de un falso positivo judicial.

"En su tarea de elaborar montajes judiciales los servicios de inteligencia no se detienen ante la más mínima consideración, llegando a procedimientos absurdos. Las circunstancias que llevaron a la detención de Mateo Gutiérrez y su posterior reclusión en la cárcel nacional Modelo, bajo la sindicación de los delitos de terrorismo, hurto calificado y agravado, concierto para delinquir y tráfico, fabricación o porte de armas no constituyen la excepción a esta regla", señala Beltrán en el punto 1 del texto al que denominó, "una inteligencia militar poco inteligente".

En otro punto del ensayo, el profesor Beltrán se pregunta ¿hasta cuándo se harán montajes judiciales contra la comunidad universitaria del país?.

“Baste recordar aquí el caso del dirigente sindical y profesor de la Universidad del Atlántico Jorge Freytter secuestrado, torturado y asesinado en el 2001 y que en los días previos a su crimen fue detenido por la fuerza pública, acusado de una supuesta omisión de asistencia alimentaria; o, también el del sociólogo Alfredo Correa D’Andreis, quien fuera señalado de ser un importante ideólogo de las FARC y tras recobrar su libertad luego de varios meses de prisión, acribillado en una calle de Barranquilla” manifiesta.

El texto del profesor Miguel Ángel Beltrán, quien el año pasado fue absuelto por la Corte Suprema de Justicia a pagar una condena de 8 años y cuatro meses de prisión por el delito de rebelión, se convierte en la primera defensa de la academia al joven Mateo Gutiérrez quien actualmente es señalado de activar una detonación panfletaria perpetrada dentro de una oficina en la carrera 10.ª con calle 18, en el centro de Bogotá.